El gusto suele considerarse el sentido más importante en el arte. Es el sentido que nos permite conectar con los sentimientos y las emociones, convirtiendo lo que vemos y experimentamos en algo profundamente personal. La forma en que saboreamos la comida, la música o incluso el arte visual puede servir como reflejo de cómo experimentamos la vida misma.
Pero aquí está el truco: muchos de nosotros pretendemos disfrutar de las cosas sólo porque a los demás les gustan. Esto puede ser especialmente cierto cuando se trata de comida, para mantener la paz en la mesa o para seguir las tendencias sociales. Si bien este comportamiento puede ayudar a mantener la armonía en situaciones sociales, hay una pregunta subyacente que a menudo no se plantea: ¿qué es lo que realmente me gusta?
Es fácil caer en el hábito de aceptar lo que es popular o lo que los demás esperan de nosotros. Sin embargo, en algún momento, es necesario ponerse frente al espejo y confrontar al explorador que hay en nuestro interior. Mírate y pregúntate con sentido: ¿Qué es lo que realmente disfruto?
Este momento de autorreflexión es más que simplemente elegir entre pizza y sushi; se trata de comprender tus preferencias únicas y aceptarlas. Una vez que lo hagas, podrás elegir con confianza lo que realmente te encanta, ya sea un plato, una pieza musical o una forma de expresión.
Lo bueno de esto es que, una vez que sabes lo que te gusta, no se trata de encajar o complacer a los demás, sino de ser auténtico. La próxima vez que pidas algo de un menú o entres en una galería, podrás exclamar: “ ¡Me encanta esto! ” con total confianza, sabiendo que tus elecciones son un verdadero reflejo de quién eres.
¿En cuanto al consejo de Grammarly sobre usar la palabra "disfrutable" con menos frecuencia? A veces, está bien ignorar las recomendaciones y ceñirse a lo que a uno le parezca adecuado, porque, al final, lo que realmente importa es el gusto personal.